lunes, 3 de diciembre de 2012

Hna. María Crescencia Perez


En Pergamino (Argentina) el 17 de noviembre de 2012, dispuesto por la Santa Sede ; se beatifico a Maria Crescencia PerezCon esta beatificación, Argentina cuenta ya con siete beatos.

Biografía de la Hermana.


La vida de María Crescencia Pérez no es sino un mensaje de amor. Llevó siempre en su interior el fuego de un gran ideal: "Hacerse toda a todos". Este ideal, que fue el de su fundador, la quemó por dentro y la estimuló constantemente a donar su vida por la salvación de las almas.
Sencilla, serena, toda de Dios y al mismo tiempo, toda de los hombres, fue puesta en nuestro camino para ayudarnos a descubrir, con renovada audacia, la fuerza inicial y lo que tiene de genuino y de evangélico el carisma gianellino.
La Sierva de Dios nació en san Martín Provincia de Buenos Aires el 17 de Agosto de 1897. En 1905 su familia se muda a Pergamino, y dos años después, junto a una de sus hermanas, ingresa al "Hogar de Jesús". En esta institución educativa, a cargo de la Congregación de las Hermanas del Huerto,  permanece pupila hasta fines de 1915. Sintiendo el llamado del Señor a seguirlo más de cerca, ingresa al noviciado en la Casa Provincial de las Hermanas del Huerto en Villa Devoto, Buenos Aires. Un año después, con la vestición del hábito religioso, comienza a llamarse Hna. María Crescencia, en honor del santo mártir Crescencio, cuyas reliquias fueron colocadas en el altar mayor de la Capilla de la Casa Provincial.

 La Congregación es fundada en Chiávari (Italia) por San Antonio María Gianelli el 12 de enero de 1829 con el fin de responder a una necesidad propia de su tiempo como fue “la de proveer buenas maestras y directoras a las pobres huerfanitas” y con un programa muy preciso: “Hacer el bien, siempre el bien… con una caridad sin fronteras y sin límites”. Esto se traduce en amor y servicio a los hermanos en escuelas, hospitales, hogares, misiones y en toda obra de bien mirada desde el carisma propio de la  Caridad Evangélica Vigilante.
La Hermana Crescencia, luego de hacer su primera Profesión Religiosa en 1918,  es enviada al Colegio del Huerto en la ciudad de Buenos Aires, donde enseña el catecismo y da clases de labores a las niñas pupilas y externas. Siempre pronta para cumplir la voluntad de Dios es enviada para seguir prestando su servicio en el ámbito asistencial a fines del año 1924. Viaja a Mar del Plata, al Sanatorio Marítimo,  donde es responsable del cuidado y educación de las niñas con tuberculosis ósea. A partir de ese momento, su compromiso con los enfermos será una constante en su labor, tanto, que a consecuencia de ello, contrae una seria afección pulmonar. En Mar del Plata permanece hasta 1928 cuando, a causa de este frágil estado de salud,  sus superiores deciden enviarla a Vallenar (al norte de Chile), donde el clima sería más benévolo.  Continúa allí, junto a las Hermanas de la Comunidad, trabajando por y para los enfermos internados en el hospital Nicolás Naranjo. En Valllenar, Chile, en 1932, María Crescencia muere serenamente y en concepto de santidad, tras padecer una gran enfermedad.

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